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Desde finales del siglo XIX  la mortalidad había disminuido y como se mantenían altos índices de natalidad, la población estaba creciendo. Por ello a principios del siglo XX, cuando esa generación de población más abundante alcanzó la edad de trabajar y no encontró empleo salió a buscarlo en otras regiones o países. Así comenzaron los primeros flujos migratorios en España.

 

La posguerra se alargó durante toda la década de los cuarenta. las pérdidas humanas y económicas, la incomunicación con el exterior, potenciada por el regimen franquista que quería mantener una economía de autosuficiencia, mantuvieron al país en un estado alarmante de pobreza y de aislamineto.

 

Extremadura sufrió desde mediados del siglo XX hasta comienzo de los setenta un proceso migratorio que arrancó casi a un 40% de su población. La agricultura de subsistencia, los bajos salarios, las nulas perspectivas de industrialización e incluso la propia tradición migratoria manifestada masivamente en siglos anteriores, entre otros factores, fueron los causantes de casi treinta años de sangría migratoria. Entre 1950 y 1977 salieron de Extremadura 645.000 habitantes. La mayor parte de ellos tenía entre 20 y 40 años.

 

Este éxodo de miles de jóvenes contribuyó al desarrollo de otras regiones y países a la par que se perpetuó por más tiempo la pobreza y el subdesarrollo de la comunidad extremeña.

Una sangría migratoria en las zonas rurales

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